viernes, 1 de abril de 2011

Iconografia franciscana

 Los contenidos iconográficos se repiten en todos los templos e iglesias franciscanas de Llerena. Son los prototipos de este cosmos hagiográfico franciscano y el subsiguiente despliegue de sus factos y milagros. Así, la figura de san Francisco que ocupa lógicamente lugar preeminente en varios retablos conservados tanto en Santa Clara como en otras iglesias. Quizás donde mejor luzca sea en la bella bóveda  del convento que resume la importancia de la Orden conforme a una escala jerárquica que culmina con la figura del poverello  mostrando sus estigmas que le confirieron categoría de un alter Cristhus.
            La misma importancia representativa adquiere la personalidad de santa Clara, fundadora de la Orden Segunda, titular del convento que estudiamos, como expresión también de una altera María. El tema iconográfico más conocido es el que la muestra con los símbolos del báculo en los restos murales del claustro o la píxide en el retablo mayor y en otro lateral. En el interior de la iglesia clariana se representa el milagro de san Damián con la retirada de las tropas sarracenas de Federico II.
            Otros  santos franciscanos, como san Antonio o san Buenaventura,  grandes teólogos  de la Orden aparecen profusamente en todos los templos, como la Concepción, Santiago, la Granada, etc… Los hermanos legos de la orden quedan representados por la imagen de san Diego de Alcalá, en el retablo mayor de Santa Clara y en la bóveda de la misma iglesia.
            Los santos de la Orden Tercera que tendrían más representación en Santa Isabel los vemos hoy en el convento de Santa Clara. Así, santa Rosa de Viterbo y san Luis de Toulouse. También santa Isabel de Hungría. Y como ilustre representante de la Escolástica medieval, gloria del franciscanismo europeo, contemplamos a Duns Scoto, en uno de los retablos de la iglesia conventual.
             Los protomártires franciscanos de Marruecos aparecen en la bóveda de Santa Clara, con su símbolo iconográfico del martirio. Y los beatos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas legos mártires españoles del siglo XIV degollados en el Carmen de los mártires de Granada. Y, en fin, otras dignidades importantes relacionadas con la Orden se mostrarían en numerosos retablos y obras desaparecidas, como san Juan de Capistrano o san Bernardino de Siena.
       El Museo de Santa Clara podría hacerse eco de la historia de estos edificios  franciscanos desaparecidos, de las comunidades que lo habitaron, de las escasas  piezas artísticas que nos legaron, sobre las  importantes personalidades locales o nacionales que estuvieron ligados a estos bastiones de la fe franciscana: el cardenal Silíceo y la Concepción, Cieza de León y Santa Isabel, Catalina Clara y Santa Clara…Y, en fin, esta aproximación al franciscanismo local nos permitirá rescatar la figura de la mujer más admirable que ha dado Llerena: la terciaria Catalina de Bustamante, primera maestra de América, protectora de la dignidad de las niñas indígenas, que trasladó los métodos educativos ejercidos por las religiosas de Santa Isabel al difícil mundo de Nueva España, en las primeras décadas del siglo XVI.



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